Todos los pescadores conocen esta situación: un día los peces pican como locos, al día siguiente el agua está muerta y no pican. Y eso que haces todo igual. ¿La única diferencia? El tiempo. Los peces reaccionan al clima de forma mucho más sensible de lo que parece. Si lo entiendes, podrás predecir cuándo tienen ganas de comer, cuándo se quedan en el fondo y cuándo vale la pena tomarse un día libre en el trabajo y escaparse al agua.
Presión atmosférica: indicador clave de la actividad de los peces
La presión atmosférica es el indicador más fiable del comportamiento de los peces. Cambia según los frentes, el viento y el tiempo. Los peces perciben estos cambios gracias a los receptores de presión que tienen en el cuerpo y en los órganos internos. En términos sencillos, una presión estable o en lento descenso significa actividad, mientras que un aumento brusco de la presión la frena.

¿Por qué la presión afecta a los peces?
Cuando la presión disminuye, el agua se «relaja» y a los peces les resulta más fácil moverse y absorber oxígeno. Se aventuran más en busca de alimento, se elevan en la columna de agua y reaccionan a los señuelos. Por el contrario, cuando la presión aumenta rápidamente, los peces se ralentizan. Se retiran al fondo, migran menos y solo reaccionan a señuelos muy sutiles.
Qué hay que tener en cuenta en la previsión
- Descenso gradual de la presión = momento ideal para salir
- Presión estable = los peces pican con regularidad
- Aumento brusco de la presión = los peces son cautelosos y se mantienen en el fondo
- Presión baja durante mucho tiempo = los peces pueden estar activos, pero son impredecibles
Cómo reaccionan las diferentes especies de peces a los cambios de presión
- A la carpa le encanta la presión estable y el descenso ligero. Las fluctuaciones bruscas le afectan negativamente.
- El lucioperca es activo con presión baja y descendente. Se retira al fondo cuando la presión aumenta.
- La perca reacciona muy bien a la presión descendente y al cielo nublado.
- El lucio es más activo cuando cambia el tiempo antes de un frente.
- La trucha pica mejor con presión estable, cuando el agua está tranquila y las condiciones no cambian. Con presión baja, suele ser aún más activa y, sobre todo en los ríos, reacciona con fiabilidad.
Temperatura del agua y del aire: el motor oculto del metabolismo de los peces
Los peces son de sangre fría, por lo que la temperatura del agua es uno de los factores más importantes para ellos. Influye en su metabolismo, velocidad de digestión, disposición a migrar e incluso en su actividad alimentaria. Si comprendes los cambios de temperatura y cómo reaccionan los peces a ellos, podrás estimar muy bien cuándo tendrán apetito y cuándo, por el contrario, deberás recurrir a técnicas más delicadas.

Cuando el agua está caliente
En aguas cálidas, el metabolismo de los peces se acelera. Se mueven más, digieren más rápido y están más dispuestos a perseguir el alimento. Por eso, los meses de verano se caracterizan por la pesca activa en la columna y en la superficie, ya se trate de carpas que recogen gránulos de la superficie, depredadores que persiguen a los pececillos o truchas que reaccionan a las moscas secas. El agua caliente favorece las técnicas dinámicas, como el spinning, la pesca de carpas en la superficie o la pesca con mosca seca.
Cuando el agua se enfría
Con el enfriamiento del agua, los peces comienzan a comportarse de manera completamente diferente. Se ralentizan, migran menos y se desplazan a lugares más profundos, donde la temperatura es más estable. En esta época, la clave del éxito es la delicadeza y la presentación lenta.
El movimiento lento del señuelo cerca del fondo funciona muy bien con los luciopercas y las percas, un feeder suave con gusanos o patentes atrae a los peces blancos y las carpas más pequeñas reaccionan a los señuelos pequeños y selectivos. Los peces en aguas frías no desperdician energía, por lo que es importante dirigirse directamente a sus hábitats naturales de invierno.
Capas térmicas en aguas estancadas
En aguas estancadas más grandes, como los embalses, se crean capas térmicas en verano. El agua caliente permanece en la superficie, mientras que en las profundidades el agua es más fría y rica en oxígeno. Los peces eligen entonces la llamada termoclina, el lugar entre la capa caliente y la más fría, donde se sienten mejor.
En otoño, cuando el agua se enfría, estas capas se mezclan gradualmente y los peces pueden moverse prácticamente por toda la columna de agua. Lo mismo ocurre en primavera.
En invierno se produce el periodo de mayor estabilidad. Toda la masa de agua suele estar uniformemente fría y la mayoría de los peces se retiran a zonas más profundas o a lugares con temperatura estable, de donde no se alejan demasiado durante el invierno.
El viento: uno de los factores más subestimados
Para muchos pescadores, el viento es solo un incómodo acompañante en el agua, pero en realidad es una de las señales más importantes por las que se orientan los peces. Cuando la superficie se agita, el oxígeno, los pequeños alimentos y toda la comunidad de peces blancos comienzan a moverse. El agua «despierta», los peces saben que algo está pasando y reaccionan inmediatamente.

Cuándo el viento ayuda a la pesca
Cuando el viento sopla hacia una orilla, empuja hacia ella el plancton, las larvas de insectos y los peces pequeños. Esta corriente natural de alimento atrae tanto a las carpas, que buscan presas fáciles, como a los depredadores, que se aprovechan de los bancos de peces pequeños confundidos. Por lo tanto, la orilla «ventosa» es a menudo el lugar donde se producen más capturas y donde vale la pena empezar a pescar.
Cuándo el viento perjudica la pesca
Por supuesto, no todos los vientos son buenos para la pesca. Las ráfagas demasiado fuertes pueden agitar la superficie hasta tal punto que los peces se retiren a mayores profundidades, donde encuentran tranquilidad. Y el viento frío es tan desagradable para los peces como para los pescadores. Enfría rápidamente la superficie del agua, por lo que la actividad de los peces puede ralentizarse considerablemente.
Luz y nubosidad: el ritmo oculto de cada zona de pesca
Las condiciones de luz determinan cómo se comportan los peces, dónde se mueven y con qué intensidad se alimentan. Mientras que la temperatura y la presión afectan a los peces más bien en el interior de su organismo, la luz influye sobre todo en sus instintos. En aguas claras, los peces son más cautelosos cuando el sol es intenso, mientras que cuando el cielo está nublado se animan y se mueven más. Sin embargo, cada especie reacciona de forma ligeramente diferente y comprender estas diferencias suele ser decisivo para el éxito.
Días soleados
Cuando hace buen tiempo, el agua suele estar bien iluminada, lo que obliga a los peces a adaptar su comportamiento. Los peces blancos, como los pececillos o las carpas, salen a buscar alimento en la columna de agua, ya que se ven bien y les atraen los reflejos de la luz. Las carpas, por su parte, prefieren desplazarse a aguas poco profundas, donde el agua se calienta más rápidamente y donde encuentran suficiente alimento natural.
Sin embargo, los depredadores suelen ser cautelosos en estas condiciones. Aunque la luz les permite ver mejor, lo mismo ocurre con sus presas, que pueden detectarlos. Por lo tanto, se mantienen a mayor profundidad y atacan con menos frecuencia.
Consejos para pescar en días soleados
- Busque los depredadores en aguas profundas, alrededor de obstáculos o bordes inclinados.
- Elija una presentación más sutil. Los señuelos más pequeños y naturales y los sedales más finos funcionan mejor.
- Busque la sombra. Los puentes, los árboles caídos, los juncos o los afluentes son ideales.
- Para las carpas, pruebe en la superficie. En climas cálidos, son más activas en la superficie y se capturan bien con gránulos o pan.
Tiempo nublado
Un cielo nublado es casi siempre una señal de que la actividad de los peces aumentará, especialmente en el caso de los depredadores. El menor contraste de luz significa que sus presas están menos alerta y los depredadores pueden acercarse más a la superficie o a las aguas poco profundas sin que los peces los detecten.
Consejos para pescar con el cielo nublado
- Prueba en aguas poco profundas. Los depredadores se acercan más a la orilla o a la superficie.
- Añada movimiento. Los wobblers y los señuelos de goma con un movimiento más activo funcionan muy bien.
- No tenga miedo de usar señuelos más grandes. Los peces son más atrevidos y reaccionan de forma más agresiva.
- Es un momento excelente para los luciopercas. El cielo nublado y el movimiento lento con el señuelo tocando ocasionalmente el fondo suelen ser garantía de éxito.
Picos matutinos y vespertinos
Las condiciones de luz cambian a lo largo del día y los peces reaccionan con mucha sensibilidad a estos ciclos. La mayoría de las especies tienen una «ventana de alimentación» natural al amanecer y al atardecer, cuando la luz es suave, la superficie se calma y los pequeños animales son más activos. En verano, estos momentos suelen ser los más intensos.
Sin embargo, en invierno la situación es diferente. El agua fría lo ralentiza todo, incluida la alimentación, por lo que la actividad de los peces se desplaza más bien hacia el mediodía, cuando el agua se calienta unas décimas de grado.

Lluvia, tormentas y frentes: cuando cambia el tiempo
Los peces suelen reaccionar con más intensidad a los cambios meteorológicos que a la temperatura en sí. Mientras que las condiciones estables les dan una sensación de seguridad, el paso de frentes o las precipitaciones repentinas pueden cambiar completamente su comportamiento en cuestión de horas. Precisamente el periodo en el que «cambia el tiempo» suele ser para los pescadores o bien extraordinariamente fructífero, o bien totalmente infructuoso.
Frente frío
Cuando pasa un frente frío, la presión atmosférica aumenta bruscamente, sopla un viento frío y suele llegar un tiempo más despejado, pero más frío. A los peces no les gustan estas situaciones. La presión les dificulta el movimiento y la ingesta de alimentos, y la luz les obliga a retirarse a los lugares más profundos y tranquilos. En esos momentos, pican con cautela, de forma irregular y, en general, menos. Incluso los pescadores experimentados suelen esperar mucho tiempo para conseguir una sola picada.
Frente cálido
El frente cálido es exactamente lo contrario. Trae consigo un cielo nublado, un ligero descenso de la presión y una temperatura estable, lo que es una combinación ideal para casi todas las especies de peces. El agua se calma, la luz se suaviza y los peces se relajan. A menudo salen a la superficie o a las aguas poco profundas y responden más fácilmente al cebo.
Este periodo es uno de los mejores para pescar. Los depredadores cazan más activamente, las carpas se mueven más y hasta los peces blancos pican con regularidad.
Pesca bajo la lluvia
La lluvia ligera es más bien beneficiosa para los pescadores. Las gotas calman la superficie y ocultan los movimientos del pescador, el agua comienza a oxigenarse y los pequeños animales que se alimentan de ella se ponen en movimiento. Especialmente en aguas estancadas, la lluvia suave puede ser una señal de pesca exitosa.
La situación contraria se produce con lluvias torrenciales. El río se enturbia rápidamente, la corriente se intensifica y los peces buscan lugares más tranquilos, a menudo cerca del fondo o de obstáculos en la orilla. En esos momentos, es necesario pescar exactamente donde se esconden los peces, de lo contrario se obtienen muy pocos peces.
En aguas estancadas, la lluvia intensa provoca principalmente un enfriamiento brusco de la capa superior, por lo que los peces descienden a profundidades mayores, donde la temperatura es más estable. En tales condiciones, tiene sentido pescar más cerca del fondo, más lentamente y con una presentación más suave, ya que los peces tienden a ser pasivos y esperan a que las condiciones se calmen.

Pesca durante una tormenta
Las tormentas son un capítulo aparte. Justo antes de una tormenta puede producirse un breve pero intenso periodo de actividad de los peces. La presión desciende rápidamente, la luz es difusa y los peces tienen un instinto natural de alimentarse. Puede ser un momento ideal para la pesca con caña y con feeder.
Sin embargo, una vez que comienza la tormenta, no hay nada que hacer cerca del agua. Es extremadamente peligroso, especialmente con cañas de carbono. Además, la actividad de los peces suele disminuir drásticamente en ese momento y a menudo tardan varias horas (incluso hasta el día siguiente) en volver a moverse.
Cómo influye el tiempo en las diferentes técnicas de pesca
El clima no solo influye en el lugar donde se encuentran los peces, sino también en qué técnica tiene más posibilidades de éxito en un día determinado. Cada método de pesca funciona con un comportamiento diferente de los peces y, por lo tanto, reacciona de manera diferente a los cambios de presión, luz o viento.
Pesca con caña
Los depredadores son muy sensibles a la luz y la presión. Pican mejor cuando el cielo está nublado, la presión desciende lentamente y sopla un viento suave. Entonces salen de las profundidades y cazan activamente. Por el contrario, los días soleados con un rápido aumento de la presión suelen significar picadas débiles y la necesidad de pescar en profundidad y muy lentamente.
Feeder
Para el feeder, lo ideal es un tiempo estable, una superficie tranquila y una lluvia suave que mueva el alimento pequeño y estimule la actividad de los peces. Los cambios bruscos de tiempo, el viento frío o el rápido aumento de la presión pueden empujar a los peces hacia el fondo. Las picadas son entonces menos legibles y más débiles.
Pesca de carpas
A las carpas les encanta el calor y las condiciones que les proporcionan comodidad: lluvia suave, viento que sopla hacia la orilla y presión que desciende gradualmente. En esos momentos se mueven más y buscan alimento. Sin embargo, después del paso de un frente frío, suelen retirarse por completo, su actividad es mínima y a menudo tardan uno o dos días en volver a moverse con energía.
Pesca con mosca
La pesca con mosca es especialmente sensible a la luz. El tiempo nublado o parcialmente nublado proporciona a los peces una sensación de seguridad y, al mismo tiempo, suficiente luz para alimentarse. En las aguas trucheras también se obtienen excelentes resultados después de una ligera llovizna, que calma la superficie y arrastra los insectos hacia la corriente. Por el contrario, bajo un sol intenso, las truchas suelen ser cautelosas y se mantienen más cerca del fondo.
Pesca de depredadores con peces muertos
Este método funciona mejor cuando la presión es estable o desciende ligeramente y los peces no quieren perseguir presas que se mueven rápidamente. Es una de las técnicas más fiables en otoño e invierno, cuando los depredadores ahorran energía y prefieren alimentos fácilmente accesibles, como peces muertos depositados cerca del fondo.

El tiempo como el mejor consejero
El tiempo influye en los peces más de lo que parece a primera vista. Determina su actividad, su hábitat y su disposición a reaccionar ante el señuelo. Si comprende la presión, la luz, el viento y la temperatura del agua, podrá elegir la técnica adecuada y el mejor momento para pescar. Y si quiere tener una mejor idea de dónde prosperan los peces y qué condiciones prevalecen en las diferentes zonas de pesca, eche un vistazo a Fishsurfing. Allí encontrará inspiración, experiencias de otros pescadores y lugares que vale la pena visitar.