PRIMERAS JORNADAS INVERNALES.
La salida de carpfishing coincidió con los primeros días de invierno, justo cuando el frío empezaba a calar de verdad. Después de una semana entera cebando el punto elegido en el Ebro, cerca de Zaragoza, por fin llegó el fin de semana que tanto esperábamos. Fuimos mi pareja, unos amigos y mi perro, que estaba tan emocionado como nosotros pese a la lluvia con la que amaneció el día.

Montamos todo bajo un cielo gris que no daba tregua, con viento helado y ese olor intenso a tierra mojada que anuncia una buena jornada. Los primeros lances fueron casi ceremoniosos, con la esperanza de que todo el trabajo de la semana diera resultado. No pasó demasiado tiempo hasta que escuchamos la primera alarma: una carpa fuerte, de buen porte, que nos devolvió de golpe toda la motivación.

A partir de ahí, el Ebro empezó a regalarnos una picada tras otra. Entre risas, ropa empapada y el perro corriendo por la orilla, fuimos sacando peces cada vez más grandes. La captura estrella superó los 18 kilos, algo impresionante para esa zona y, sin duda, la recompensa perfecta a la constancia del cebado previo. Cada pelea era un subidón y cada liberación un pequeño triunfo compartido.

Al caer el domingo por la tarde estábamos agotados, helados y felices. Habíamos tenido una sesión increíble, llena de peces, compañía y buenos momentos. Todo lo que hicimos durante la semana funcionó, y volvimos a casa con la sensación de haber vivido una de esas jornadas que se recuerdan durante mucho tiempo.


Finalizamos esta sesión donde lo que mas claro nos quedo fue que el cebado previo y duro durante toda la semana hizo que los peces se quedaran en la zona, aunque fue un cebado que esta hecho por boillies, maíz y algún pellet para dejar distintas disoluciones, nos funciono bastante bien ya que así pudimos ver los resultados.