¿Y ahora qué?

¿Y ahora qué?

Ya he hablado antes de este tema, pero creo que ahora toca decirlo más claro: el siluro se ha cargado la pesca en mi zona, y no estamos hablando de una exageración. Esto ya no es una advertencia o una queja puntual —es una realidad que vivimos cada día los que salimos al río con la caña, esperando esa picada que ya no llega.

Mi zona nunca ha sido un paraíso ultraexplotado como otros embalses famosos, y por lo tanto tampoco un sitio con comida en abundancia bajo el agua. Precisamente por eso, la llegada y expansión del siluro ha sido un auténtico mazazo. Aquí no hay recursos para mantener un ecosistema equilibrado cuando aparece un depredador como este. Y se nota.

Seguramente en zonas donde la pesca es mucho más practicada esta consigue mantenerse, pero aquí, con escasos o complicados accesos a la orilla (porque tampoco podemos usar ninguna embarcación ni dispositivo de flotación por las rectricciones ambientales) la cosa pinta cada vez más mal.

Lo peor de todo no es que ahora casi solo haya siluros.

Como es de entender ya no hay casi nada más. Carpas, barbos, bogas, black bass... especies que antes eran habituales y que hacían de la pesca una experiencia variada y entretenida, han ido desapareciendo. Lo que era pesca deportiva, ahora parece una lotería de si el bicho grande aparece o no. Pero la ironía de todo esto es que ni siquiera el siluro es tan abundante aquí como lo es en otras zonas donde tiene más comida y mejores condiciones. O sea, ni hay muchas especies de las de antes, ni hay un gran boom de siluros que compense algo la pérdida. Es como si el río se hubiera vaciado de vida poco a poco, hasta quedar en una especie de limbo acuático donde apenas pasa nada. Como si hubiesen acabado con lo que había pero no lo hubiesen sustituído.

Esto ya no es una simple “molestia”. Es una pérdida real, para quienes vivimos la pesca con pasión. Y lo peor de todo: la mayoría lo veíamos venir, pero no hemos podido hacer nada.

Y claro, ahora toca lo que a algunos no nos apetece, si queremos pescar algo, ya nos toca coger el coche y tirar para otras zonas. Eso encarece la afición, que ya de por sí es cada vez menos barata, y nos obliga en muchos casos a tener que tomárnosla demasiado en serio. Combustible, tiempo, material… todo suma. Y encima, los que llevamos toda la vida pescando en nuestro pueblo, en nuestro río de siempre, sentimos que se nos ha quitando algo que es parte de nosotros. Ahora por aquí solo queda escaparse a alguna charca o embalse pequeño donde, por suerte, el siluro todavía no ha llegado. Pero ahí tampoco es que la cosa sea gloriosa: muchas veces las capturas no son memorables, el número no da para todos, y si encima empiezan a llevárselos… pues ya me dirás. Si no eres fan de la tenca (que también tiene su gracia, pero no a todos nos encanta), ¿qué nos queda?

Si alguien me sigue o echa un vistazo a mi perfil verá que hace ya mucho que no publico nada por aquí, y esta es la razón. Cuando la pesca deja de ser lo que era, cuando sales una y otra vez y vuelves con la caña por tocar (y ya no es cosa de mala suerte, pues es algo general) el ánimo se acaba quebrando… y solo espero que las ganas de salir no se vayan esfumando. Y bueno, solo quería compartir mi frustración y "enfado".

Ojalá esto cambie algún día, pero mientras tanto, aquí seguimos, con la esperanza de que nuestro río vuelva a tener vida y de que podamos volver a disfrutarlo como antes.

¿Alguien más por aquí lo está viviendo igual? ¿Tenéis zonas parecidas? Me interesa saber si esto es generalizado o si queda esperanza en otros rincones.

Sin más, un saludo a todos y buena pesca.

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